lunes, 12 de septiembre de 2011
Agujeros del poema
Un río de esmeraldas vegetales
desborda su cauce en mi lectura
monedas verdinegras desde afuera
penetran a la luz de la palabra.
La tinta hechicera de Sor Juana
donó sus alas tibias al poema.
En tanto, por platónicas promesas
se astilla la luz de la mañana.
Hay ardores ocultos en el viento,
historias de hombres y mujeres,
artísticas carencias del apunte
y el sabio soliloquio del estudio.
La ofrenda laudatoria de las ramas
prendida al amor y a la locura,
cae de bruces erótica y profana
sobre el cáliz azul de la memoria.
Veo en la hoja escrito su romance
amorosa procesión de versos,
puede oírme -Juana- con los ojos
yo puedo gritarle en el silencio.
Continúan las hojas balanceando
los ardores latentes del ocaso,
agujeros dorados se bifurcan
sobre el seno virgen del poema.
Elbis Gilardi
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